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sábado, 3 de octubre de 2015

Apuntes sobre cultura, ideología y revolución. (Aportes para una posible estrategia) | Kaos en la red

Apuntes sobre cultura, ideología y revolución. (Aportes para una posible estrategia) | Kaos en la red

Indice. Sistema mundial, crisis y dependencia El imperialismo, algo más que un tigre de papel Orfandad teórica, eclecticismo y ausencia de “Estados-guía” Formaciones ideológicas, cuestionamientos al marxismo y cooptación académica La crisis del “neodesarrollismo”, los gobiernos progresistas y la disputa por el movimiento popular Crisis de civilización y ofensiva sacerdotal del Vaticano . . . […]
KARL MARX
Indice.
Sistema mundial, crisis y dependencia
El imperialismo, algo más que un tigre de papel
Orfandad teórica, eclecticismo y ausencia de “Estados-guía”
Formaciones ideológicas, cuestionamientos
al marxismo y cooptación académica
La crisis del “neodesarrollismo”, los gobiernos progresistas
y la disputa por el movimiento popular
Crisis de civilización y ofensiva sacerdotal del Vaticano
. . . . . .
Octubre, 2015, en un nuevo aniversario del Che
Sistema mundial, crisis y dependencia
Si el dinero, como dice Augier, “viene al mundo con manchas de sangre
en una mejilla”, el capital lo hace chorreando sangre y lodo,
por todos los poros, desde la cabeza hasta los pies”
KARL MARX: «EL CAPITAL»

Poco misterio. Las pistas están a la vista. No estamos aislados, sino insertos en un sistema mundial. No se puede comprender la crisis actual de América Latina, sus altos índices de pobreza y exclusión, el saqueo de sus recursos naturales y sus bienes comunes, la violenta proliferación del narcotráfico y las mafias delincuenciales urbanas, la sustitución de cultivos tradicionales por semillas transgénicas, la tala desorbitada de árboles y la minería a cielo abierto, la precarización del empleo y la fragmentación social de la clase trabajadora, el deterioro general de los salarios obreros y los niveles de vida junto con la superexplotación de la fuerza de trabajo, la enorme acumulación de capital que los acompaña y la proliferación de bases militares norteamericanas que nos inunda, al margen de las nuevas formas que asume la dependencia del imperialismo.
Para comprender nuestro presente de crisis, partimos metodológicamente del sistema mundial capitalista (“el mercado mundial y su crisis”), como nos enseñó Karl Marx desde los Grundrisse hasta El Capital. La categoría dialéctica más concreta es la de mercado mundial2. Las sociedades y estados naciones latinoamericanos y las diversas regiones de Nuestra América sólo se pueden comprender en su trágica y sufrida historia pasada y en el dramático presente histórico a partir de su inserción forzada en el sistema mundial capitalista que violentó nuestro continente desde 1492 en adelante subordinando, deformando, distorsionando, combinando lo más arcaico, comunitario y ancestral con modernidades excluyentes y represivas, en una mixtura endemoniada.
Aunque la explicación del endogenismo (basado en “las causas internas” del subdesarrollo, como escribía Rodolfo Puiggrós, o en la articulación de diversos modos de producción dentro de una misma formación económico social, como señalaba Agustín Cueva) y el paradigma del sistema mundial (según apuntara Ruy Mauro Marini, entre otros) fueron durante décadas dos bibliotecas completas que atravesaron el debate marxista latinoamericano, en la actualidad la balanza se inclina, sin duda, hacia este último.
Aquella conquista, feroz, genocida y sanguinaria, posibilitó el desarrollo del sistema mundial capitalista en permanente expansión, en esa época bajo hegemonía del capital comercial. Como señala Karl Marx enEl Capital: “El descubrimiento de las comarcas de oro y plata en América, el exterminio, esclavización y sepultamiento en las minas de la población aborigen, la conquista y el saqueo de las Indias Orientales, la transformación de África en un coto reservado para la caza comercial de pieles-negras [esclavos negros], caracterizan los albores de la era de producción capitalista3.
Cinco siglos después de semejante tragedia histórica, los pueblos de Nuestra América continúan padeciendo —en nuestro caso en forma subordinada y dependiente— este sistema mundial capitalista cuya polarización entre los centros imperiales y las periferias no ha dejado de pronunciarse y profundizarse, incluso cuando dentro del abanico de las periferias haya habido en los últimos años nuevas estratificaciones entre “periferias” y “semiperiferias”4, llamadas mediante un eufemismo tecnocrático “economías emergentes”, en las cuales la explotación de la fuerza de trabajo sigue siendo central (aunque quede desdibujada en las estadísticas aparentemente neutrales y equidistantes del PBI).

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