Entrevistamos a Chema Royo, uno de los “8 de Yesa”, imputados por la protesta contra las expropiaciones en Artieda (Aragón) en octubre de 2012.
El 10 de octubre del 2012 se produjo en Artieda (Aragón) un intento de expropiación de tierras afectadas por el proyecto del recrecimiento del Pantano de Yesa. Ante esta injusticia, personas solidarias bloquearon pacíficamente la carretera de acceso al pueblo, y en consecuencia sufrieron una violenta carga policial. Más tarde, 8 de estas personas recibieron imputaciones por estos hechos. Actualmente se enfrentan a un juicio a partir del próximo 23 de Mayo, con peticiones de prisión desde dos años y medio a seis años y medio.
– Os imputan por los hechos ocurridos en Artieda el 10 de octubre del 2012. Pero antes de eso, ¿cuáles eran los antecedentes de la lucha de este pueblo en particular y de la lucha contra el recrecimiento del Yesa en general?
La lucha contra el recrecimiento empieza por los años 90 ante esta nueva amenaza, que suponía triplicar la capacidad del pantano y por lo tanto anegar las tierras de cultivo de Artieda y Mianos, que son los últimos pueblos que quedan en pie, después de la construcción del pantano en sí, que fue en los años 50. En 2004 ya se sufrió una expropiación de tierras, tras lo cuál se quedo paralizada la situación, aunque las obras continuaron, y en 2011 arrancaron nuevamente las expropiaciones, que hubo cuatro. Las movilizaciones del pueblo eran constantes, con manifestaciones y concentraciones siempre que había un intento de expropiación, se impedía la entrada de los funcionarios de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) a Artieda, o se impedía la entrada a las tierras que querían expropiar. Esas eran las dinámicas de oposición al recrecimiento, que en Aragón tenían bastante repercusión y estaban apoyadas por colectivos, algunos partidos políticos, organizaciones ecologistas y casi todos los pueblos de la comarca.
¿Que supone el proyecto de recrecimiento del Yesa para los pueblos de la zona y cómo les han afectado las obras?
En definitiva es el último espadazo para acabar con la vida de los pueblos. Aragón ha sufrido mucho con el tema de los pantanos, ha sufrido la expropiación de pueblos enteros, obligando así a la gente a tener que emigrar. Así que en los años 90 la conciencia de los aragoneses estaba muy en contra de que se mantuviera y repitiera esta situación. Ante esto, la dinámica de la CHE fue la de no inundar los pueblos físicamente como se había hecho hasta entonces, pero sí que inundaban las tierras de cultivo y las tierras aledañas, que son las tierras más fértiles y donde se cultiva mejor. El mundo rural aragonés está muy centrado en el tema agrícola y ganadero, y si te quitan las tierras de cultivo, en definitiva abogan a los pueblos a desaparecer. Una desaparición lenta, que no es tan drástica y dramática como era cuando inundaban los propios pueblos en sí o los dinamitaban, pero evidentemente es el fin de los pueblos y de la vida en las comarcas. En ese sentido el pantano de Yesa sería un desierto de ciudadanía desde Jaca hasta la misma Sangüesa.
Y el 10 de octubre del 2012 ¿cómo transcurrieron los hechos?
El 10 de octubre fuimos a concentrarnos en la carretera de entrada al pueblo para impedir que entraran los funcionarios de la CHE para que se firmarán las expropiaciones. Era algo simbólico, ya que nadie del pueblo está por la labor ni va a firmar ninguna expropiación, ni el ayuntamiento ni nadie, está todo el mundo en contra. El viaje de los funcionarios siempre sería en balde aunque no se hubieran encontrado oposición física, porque nadie firmaría nada.
Pero ese 10 de octubre, después de que había habido ya varias expropiaciones anteriores, ya empezó a ser raro y empezamos a ver que algo pasaba. Para empezar, no vinieron por la carretera normal, sino que vinieron por otra que viene de un pueblo deshabitado que es Ruesta, y además aparecieron los antidisturbios que no habían aparecido hasta entonces en ninguna de las concentraciones anteriores. Un helicóptero y tres o cuatro unidades de antidisturbios, así que la cosa parecía que era más seria y no parecía que fuese a ir bien.
En cualquier caso, como era una concentración pacífica, en la que estábamos alrededor de 150 personas, gente mayor, chavales pequeños, gente del pueblo, de la comarca, y gente solidaria de distintas organizaciones y colectivos, decidimos seguir protestando pacíficamente. Hubo gente que dijo “Si nos quieren sacar nos sentaremos y que nos vayan sacando uno a uno”,, estábamos relativamente tranquilos por que era una protesta pacífica apoyada por todo el pueblo. No pensábamos que pasaría, hasta el propio momento de la carga en sí, nada nos hacia presagiar que eso podía pasar.
[Vídeo]Momento de la carga policial:
¿Que ocurrió después de aquel día?
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